El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

jueves, 28 de enero de 2016

Clitia

Era una ninfa o náyade del agua, hija de Océano y Tetis, que se enamoró de Apolo, dios del Sol. Todos los días, cuando éste salía con su carro dorado, ella le seguía con la mirada en cualquier punto del cielo en el que se encontrase.
El dios no estaba interesado en ella, pero piadoso del dolor que ésta debía padecer, decidió convertirla en flor para evitarle mayores sufrimientos. Sin embargo, la flor, al igual que hiciera la joven mujer que antes había sido, siguió dirigiéndose hacia el astro rey. Esa flor se llamó girasol.

Según nos relata Ovidio en el Libro IV de su Metamorfosis, la joven ninfa se moría de celos por Leucótoe, preferida de Apolo y movida por la ira y la venganza, contó al padre de su rival la existencia de unos amores furtivos con el dios. Esto supuso la inmediata condena a muerte de Leucótoe. Pero esta vileza de Clitia tampoco quedó sin castigo.

...." Mas a Clitie, aunque el amor excusar su dolor,
y su delación el dolor podía, no más veces el autor de la luz
acudió y de Venus la moderación a sí mismo se hizo en ella.
Se consumió desde aquello, demencialmente de sus amores haciendo uso,
sin soportar ella a las ninfas, y bajo Júpiter noche y día 260
se sentó en el suelo desnuda, desnudos, despeinada, sus cabellos,
y durante nueve luces sin probar agua ni alimento,
con mero rocío y las lagrimas suyas sus ayunos cebó
y no se movió del suelo; sólo contemplaba del dios
el rostro al pasar y los semblantes suyos giraba él. 265
Sus miembros, cuentan, se prendieron al suelo, y una lívida palidez
vertió parte de su color a las exangües hierbas;
tiene en parte un rubor, y su cara una flor muy semejante a la violeta cubre.
Ella, aunque por una raíz está retenida, al Sol
se vuelve suyo y mutada conserva su amor". 270




jueves, 14 de enero de 2016

Dafne

Era una ninfa, hija, según las diferentes versiones de Ladón, Peneo o Tiresias. Su madre fue Gea, la Tierra. Dafne, cuyo nombre en griego significa "laurel", era una cazadora consagrada a Ártemis y por lo tanto, rechazaba cualquier tipo de amor masculino y no quería casarse.

Cuando Apolo venció a la serpiente Pitón, se enorgulleció enormemente por su hazaña y empezó a pavonearse entre los dioses, especialmente con Eros, dios del Amor, a quien decidió darle una lección. Eros disparó una de sus flechas de punta de oro (las que infundían amor) contra Apolo y otra de punta de plomo (que infundía desdén y odio) contra Dafne, cerciorándose así que ésta le rechazaría sin piedad. A Apolo tras el lanzamiento de Eros, le sobrevino una violenta pasión por Dafne y comenzó a perseguirla sin compasión. Ésta corrió y corrió huyendo de él, pero llegó un momento en que desfallecía de cansancio, pidió ayuda a su padre, quien justo en el momento en que Apolo logró abrazarla, convirtió a la ninfa en un árbol de laurel.

Otra versión afirma que Dafne pidió ayuda a Gea, la Tierra, quién se abrió en el lugar donde ella  se encontraba, la  recogió y puso en su lugar un árbol de laurel.
Desde entonces Ápolo quedó prendado de este árbol, lo adoptó como símbolo suyo y cortando algunas ramas se hizo una corona de laurel, convirtiendo desde entonces ese objeto en recompensa de poetas, artistas y guerreros. Otra leyenda habla de un tal Leucipo, hijo de Enómao, que también se enamoró de Dafne y se disfrazó de mujer para participar en sus juegos y divertimentos junto a todas sus amigas. Fue descubierto por Apolo, quien provocó su muerte a manos de esas mujeres que se entretenían con Dafne.

Ovidio relata este mito entre Apolo y Dafne en el poema Las Metamorfosis.