Eran
unos pájaros de pico y alas de bronce que se alimentaban de carne
humana. Estos animales se refugiaban entre los juncos y la maleza que
rodeaban la laguna. Para conseguir acabar con ellos Hércules primero
los espantó con el ruido de unos cimbalos y, una vez que las aves
estuvieron en el aire, las abatió a flechazos.
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