El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

viernes, 7 de junio de 2019

Pan

Era un dios griego venerado en Arcadia como dios de los pastores y los rebaños, conocido en el mundo romano por Fauno. También es conocido por ser el dios de la fertilidad y sexualidad masculina, por su reconocida afición a perseguir a ninfas y  jóvenes debido a su excesivo apetito sexual.
Vivía junto a algunas ninfas en los bosques del Parnaso en una gruta llamada Coridia y formaban parte del séquito de Dionisio. Durante las mañanas cuidaba los rebaños y tras el almuerzo se echaba a dormir la siesta, de la cual no podía ser despertado porque sino se enfurecía muchísimo.

Era ágil y veloz,  cuyos atributos son un cayado de pastor y una flauta de pan o siringa, que tocaba con deleite para conquistar a las ninfas o jóvenes mortales que cayeran en sus redes.

Existen distintas genealogías sobre este dios, pero entre las más reconocidas, citar la que afirma que fue hijo de Hermes y de una ninfa, cuando el dios Hermes pastoreaba  los rebaños de Dríope tuvo una relación amorosa con una de sus hijas, de esa unión nació Pan. Presentaba los miembros inferiores como macho cabrío, cuerpo de hombre, cara arrugada de barbilla prominente, con cuernos en la cabeza y el cuerpo cubierto por un bello espeso.

 "Háblame, Musa, del hijo amado de Hermes, caprípedo, bicorne, amante del bullicio, que frecuenta los valles poblados de árboles con las ninfas acostumbradas a las danzas; las cuales pisan las cumbres de escarpadas rocas invocando a Pan, dios de los pastores, de espléndida cabellera, escuálido, a quien se le adjudicaron las colinas nevadas, las cumbres de los montes y los senderos pedregosos. Aquél anda acá y acullá, y unas veces atraviesa espesos matorrales, atraído por las mansas corrientes, y otras pasa por entre escarpadas rocas y sube a la más alta cumbre para contemplar sus ovejas. A menudo corre por las altas blanquecinas montañas; a menudo sigue las laderas y mata fieras que distingue su penetrante vista; en ocasiones, por la tarde y al volver de la caza, grita y modula con sus cañas agradable canto: no le superaría en el cantar el ave que, lamentándose entre las hojas de la florida primavera, emite suavísimo canto. Entonces las melodiosas ninfas montaraces, acompañándole con pie ligero a la fuente de aguas profundas, cantan y el eco resuena en torno de la cumbre del monte; y el dios ora se dirige con pie ligero acá y acullá de los coros, ora penetra en medio de ellos, llevando una rojiza piel de lince sobre la espalda y alegrando su corazón con melodiosas canciones en la blanda pradera donde el azafrán y el jacinto, floridos y olorosos, se mezclan confusamente con la hierba. 27 Las ninfas celebran a los dioses bienaventurados y al vasto Olimpo: y así cantan también a Hermes, que sobresale entre los demás; dicen que es el veloz nuncio de todos los dioses, y cuentan cómo se fue a la Arcadia, rica en manantiales y madre de ovejas, donde está el bosque sagrado del cilenio. Allí, a pesar de ser dios, apacentaba ovejas de polvorienta lana en casa de un hombre mortal, porque ya echaba flor el tierno deseo que le había venido de unirse amorosamente con una ninfa de hermosas trenzas, hija de Dríope; y consumó al fin las floridas nupcias; y ella le dio a Hermes, en su casa, un hijo amado que desde luego se presentó monstruoso a su vista: caprípedo, bicorne, bullicioso, de dulce sonrisa; y la ninfa se levantó y echó a correr —abandonando al niño la que debía amamantarlo—, pues le entró miedo al ver aquella faz desagradable y barbuda. Enseguida el benéfico Hermes lo recibió y tomó en sus brazos, y el dios se alegró extraordinariamente en su corazón. Y envolviendo al niño en las tupidas pieles de una liebre montes, encaminóse rápidamente a la mansión de los inmortales, sentóse junto a Zeus y los demás inmortales y les presentó su hijo: todos los inmortales se regocijaron en su corazón y más que nadie Dióniso Baquio, y le llamaron Pan porque a todos les había regocijado el alma. 48 Y así, salve, oh rey, a quien imploro por medio de este canto; y yo me acordaré de ti y de otro canto"". 
XIX Himno a Pan de Homero.


Nada más nacer huyó al bosque y su padre tuvo que ir a buscarlo para llevarlo al Olimpo para la presentación al resto de dioses, lo encontró y lo envolvió en una piel de liebre para su puesta de largo ante Zeus, allí lo bautizaron como Pan y fue la diversión de todos.