Bruno

Oriundo de Colonia, fundó la Cartuja cerca de Grenoble en 1084. Se rige por la regla de San Benito, al que añade el voto de silencio perpetuo que sólo rompen cuando se reúnen para cantar en el coro. Incluso duermen y comen por separado. San Bruno decidió abandonar el mundo cuando, asistiendo al funeral de Diocres, éste se levantó por tres veces proclamando: "he sido juzgado por juicio justo de Dios". Con seis compañeros más se dirigió a Grenoble, cumpliendo así el sueño de San Hugo, su obispo, que vio siete estrellas guiando su marcha hasta el monasterio. Fue llamado por el papa Urbano II, que le ofreció el arzobispado de Reggio, pero lo rechazó. En 1515 fue encontrado su cuerpo incorrupto. Canonizado en 1623.
Las representaciones más frecuentes donde aparece son: el funeral de Diocres; con sus seis compañeros ante San Hugo; recibiendo la regla, joven, calvo y con hábito blanco; penitente; ante Urbano II; y la virgen de los Cartujos. Carece de representaciones hasta el s. XVII.
Sus atributos son: el hábito blanco, la mitra a sus pies, el crucifijo con extremos de hojas (simboliza la caridad) y el cáliz con hostia.