Hermes

Era hijo de Zeus y de Maya, es hija del titán Atlas. Recorrió el mundo buscando el éxito en todas las labores que hacía y fue considerado por el pueblo dios de los atletas, de la sabiduría, de las artes, de la escritura, de los pastores y de muchas otras cosas aunque nunca ocupó de forma completa ninguno de estos puestos, pues muchas de las actividades que él protegía tenían su propia deidad.
Gracias a su sabiduría e inteligencia fue llamado al Olimpo. Su principal labor era la de ser mensajero de los dioses y Zeus le concedió por sus servicios un sombrero y sandalias aladas, así como un caduceo de oro o varita mágica con serpientes enrolladas y alas en la parte superior. También conducía a las almas muertas al Hades o submundo.
Era el responsable de la buena suerte y la abundancia pero no es muy aconsejable fiarse de él porque también era un gran enemigo y muy mentiroso, pues era el dios de los ladrones. Hermes es pues el dios mensajero, el dios de la elocuencia y de los comerciantes y el dios de la enseñanza.
Nada más nacer se vio tan fuerte y hermoso que henchido de orgullo le piso la zancadilla a Eros y le robó su carcaj. Animado por las felicitaciones de los diversos dioses, robó en un momento la espada de Ares, el tridente de Poseidón, el ceñidor de Afrodita, el cetro de Zeus y a punto estuvo de robar también el rayo.
Cuando era joven le robó el rebaño a su hermano Apolo. Pero se reconciliaron cuando Hermes le regaló la lira que acababa de inventar. En cualquier caso, Hermes siempre negó haber robado nada. Ambos vivían entonces como pastores en Tesalia, pues habían sido expulsados del Olimpo por su mal comportamiento.
Es representado como un hombre mozo y risueño con todo su cuerpo cubierto de simpáticas alas y con un caduceo, emblema de sus plenos poderes como ejecutor de las decisiones de Zeus y símbolo de su carácter conciliador.