El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

lunes, 25 de octubre de 2010

Eris

A Eris le gustaba provocar incidentes, era feliz cuando dos o más dioses se enzarzaban en una riña feroz. Como hija de Hera los dioses tuvieron muchas dificultades para expulsarla del Olimpo, pero por los múltiples problemas que ocasionó terminó siendo desterrada.


Cuando se celebró la boda entre la diosa Tetis y el mortal Peleo, ella no fue invitada para evitar que  ese día terminara con una disputa, sin embargo la diosa se enteró por lo que se presentó en el banquete y arrojando una manzana de oro con la inscripción: "Para la más bella", consiguió que las diosas terminaran peleándose. En realidad, esta disputa fue la que dio origen a la guerra de Troya, ya que se recurrió a Paris para dirimir quién era la diosa más bella.

Generalmente, se la representaba con serpientes en lugar de cabellos y portando una antorcha en una mano y una culebra en la otra.
En los Trabajos y días, Hesíodo distingue dos tipos diferentes de discordia:

"Así que, después de todo, no había un único tipo de Discordia, sino que en toda la tierra había dos. Respecto a una, el hombre podría elogiarla cuando llegase a conocerla, pero la otra es censurable, y son de naturaleza completamente diferente
Pues una fomenta la guerra y batallas malvadas, siendo cruel: ningún hombre la ama; pero por fuerza, debido a la voluntad de los inmortales dioses, los hombres pagan a la severa Discordia su deuda de honor.
Pero la otra es la hermana mayor de la oscura Noche (Nix), y el hijo Crono de que se sienta en alto y mora en el eter, extendidas sus raíces en la tierra,  y es mucho más amable con los hombres. Incluso logra que los perezosos trabajen duro; pues un hombre se vuelve ansioso por trabajar cuando tiene en cuenta a su vecino, un rico que se apresura por arar y plantar y poner su casa en orden, y el vecino compite con su vecino en apresurarse tras la riqueza. Esta Discordia es sana para los hombres. Y el alfarero se enfada con el alfarero, y el artesano con el artesano, y el mendigo envidia al mendigo, y el trovador al trovador".

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