El gran héroe de la ciudad de Atenas fue Teseo, hijo del rey Egeo, rey de Atenas, y de Etra, princesa de Trecena en la Argólida. Fue criado por su madre en la corte de su abuelo, siendo adolescente sintió la necesidad de buscar a su padre y ante su insistencia, su madre, le relató los amores que tuvo con Egeo estando éste ya casado, y llevándole al medio de un camino le pidió que levantara una piedra. Teseo cumplió las órdenes de su madre y debajo de la enorme piedra descubrió una espada y calzado, que en su día pertenecieron a Egeo, prendas que dejó para que fueran reconocidas en un futuro por sus posibles hijos.
Portando las armas que su padre había dejado para él, partió hacia Atenas para encontrar su destino. Enfrentándose a multitud de bandidos y monstruos que hicieron de su viaje toda una aventura llegó a Atenas dispuesto a darse a conocer como hijo del rey. Sin embargo, el monarca se encontraba bajo el dominio de su segunda esposa, Medea, que había asegurado al rey que sería capaz de curarlo de su esterilidad. Cuando Teseo llegó a la capital del Ática, sólo Medea lo reconoció y, viendo en peligro su permanencia en el trono decidió acabar con el joven envenenándolo durante el transcurso de un banquete. Sin embargo, Teseo tenía otros planes y durante la comida, antes de probar nada quiso cortar la carne con su espada, cuando Egeo lo vio, lo reconoció como a su hijo, y al ver la alegría de todos los presentes menos la de su esposa, sospechó de la traición de ésta y decidió desterrarla de la región.
Teseo era un joven alegre y audaz que intentaba integrarse en su pueblo, haciéndose eco de los sufrimientos de éste, por eso cuando se enteró del tributo que Atenas prodigaba al rey Minos, su cólera no fue pequeña. Atenas estaba obligada a entregar al rey cretense catorce jóvenes de las más nobles familias, siete muchachas y siete muchachos, como tributo de guerra, estos eran entregados al terrible Minotauro cuando llegaban a Creta. Teseo pidió conocer los motivos de tan bárbara imposición y así descubrió que tras la muerte del hijo del rey Minos en Atenas a manos de Egeo, la armada cretense llegó a las puertas de Atenas, en busca de venganza, sitiándola. Atenas se vio rápidamente asolada por el hambre y la peste, y la única manera de salvar la ciudad fue atendiendo a las peticiones del rey de Creta.
Una de las veces en que los emisarios cretenses llegaron para recoger a las víctimas de ese año, Teseo insistió en convertirse en uno de ellos, a pesar de los ruegos de su padre que estaba convencido de no volver a ver a su hijo, pero ante la insistencia de éste, le suplicó que portaran dos pares de velas, para que las izaran a su regreso, unas blancas si la empresa tenía éxito y conseguía volver, y otras negras si el resultado era su muerte. Cuando los jóvenes llegaron a Creta, fueron directamente conducidos al palacio, en donde Minos los examinó y declaró aptos para ser ofrecidos como sacrificios humanos. Con lo que no contaba Minos fue con Teseo y el amor que despertó en Ariadna, su hija.
El heredero de Egeo llegó a Creta haciendo gala de la arrogancia propia de su estirpe y su juventud, ante la que sucumbió la hija menor de Minos y Pasifae, Ariadna. Cuando ésta se enteró del objetivo de Teseo, solo pensó en ayudarlo, ya que pretendía introducirse el primero en el laberinto donde estaba encerrado el monstruo y acabar con él, y si el monstruo era peligroso, lograr la salida del laberinto parecía imposible puesto que su diseño era muy complejo. Sin embargo, él lo logró, entró en el laberinto en que estaba el Minotauro portando un ovillo de hilo que fue desenredando desde la entrada. Cuando, tras muchos rodeos, llegó frente al monstruo no tenía arma alguna, salvo su ingenio, así empezó a correr obligando a la criatura a perseguirlo y cuando el monstruo estaba agotado, Teseo se enfrentó con las manos desnudas, logrando matarlo de un puñetazo. A continuación salió del laberinto siguiendo el hilo que le había entregado su amada.
Teseo, los jóvenes atenienses que le acompañaban y Ariadna partieron de las costas cretenses sin perder tiempo. Pero una tormenta los apartó del camino y los hizo detenerse en la isla de Naxos, en donde Ariadna, que estaba indispuesta, desembarcó; los vientos alejaron la nave de la isla, separando a los jóvenes ya que el destino de Ariadna no estaba al lado de Teseo.
Cuando la expedición regresaba triunfante a Atenas, se olvidó de encender las velas blancas que anunciaban su triunfo, Egeo que no había dejado de otear el horizonte ni un sólo día, al divisar las velar negras creyó que su hijo había muerto y desesperado se arrojó al mar. Cuando Teseo llegó a la costa se encontró con la celebración de los funerales de su padre y con su elevación al trono.
Se ocupó de gobernar su país, ya que logró la unión de doce pueblos hasta entonces dispersos en lo que sería el Estado ateniense.
A Teseo se le atribuye además de la unificación de Ática en torno a una capital, Atenas, la división de la población en tres clases. Así mismo, fue el fundador de las famosas fiestas "panateas", que nacieron como símbolo de la unión de las comunidades del Ática.
Portando las armas que su padre había dejado para él, partió hacia Atenas para encontrar su destino. Enfrentándose a multitud de bandidos y monstruos que hicieron de su viaje toda una aventura llegó a Atenas dispuesto a darse a conocer como hijo del rey. Sin embargo, el monarca se encontraba bajo el dominio de su segunda esposa, Medea, que había asegurado al rey que sería capaz de curarlo de su esterilidad. Cuando Teseo llegó a la capital del Ática, sólo Medea lo reconoció y, viendo en peligro su permanencia en el trono decidió acabar con el joven envenenándolo durante el transcurso de un banquete. Sin embargo, Teseo tenía otros planes y durante la comida, antes de probar nada quiso cortar la carne con su espada, cuando Egeo lo vio, lo reconoció como a su hijo, y al ver la alegría de todos los presentes menos la de su esposa, sospechó de la traición de ésta y decidió desterrarla de la región.
Teseo era un joven alegre y audaz que intentaba integrarse en su pueblo, haciéndose eco de los sufrimientos de éste, por eso cuando se enteró del tributo que Atenas prodigaba al rey Minos, su cólera no fue pequeña. Atenas estaba obligada a entregar al rey cretense catorce jóvenes de las más nobles familias, siete muchachas y siete muchachos, como tributo de guerra, estos eran entregados al terrible Minotauro cuando llegaban a Creta. Teseo pidió conocer los motivos de tan bárbara imposición y así descubrió que tras la muerte del hijo del rey Minos en Atenas a manos de Egeo, la armada cretense llegó a las puertas de Atenas, en busca de venganza, sitiándola. Atenas se vio rápidamente asolada por el hambre y la peste, y la única manera de salvar la ciudad fue atendiendo a las peticiones del rey de Creta.
Una de las veces en que los emisarios cretenses llegaron para recoger a las víctimas de ese año, Teseo insistió en convertirse en uno de ellos, a pesar de los ruegos de su padre que estaba convencido de no volver a ver a su hijo, pero ante la insistencia de éste, le suplicó que portaran dos pares de velas, para que las izaran a su regreso, unas blancas si la empresa tenía éxito y conseguía volver, y otras negras si el resultado era su muerte. Cuando los jóvenes llegaron a Creta, fueron directamente conducidos al palacio, en donde Minos los examinó y declaró aptos para ser ofrecidos como sacrificios humanos. Con lo que no contaba Minos fue con Teseo y el amor que despertó en Ariadna, su hija.
El heredero de Egeo llegó a Creta haciendo gala de la arrogancia propia de su estirpe y su juventud, ante la que sucumbió la hija menor de Minos y Pasifae, Ariadna. Cuando ésta se enteró del objetivo de Teseo, solo pensó en ayudarlo, ya que pretendía introducirse el primero en el laberinto donde estaba encerrado el monstruo y acabar con él, y si el monstruo era peligroso, lograr la salida del laberinto parecía imposible puesto que su diseño era muy complejo. Sin embargo, él lo logró, entró en el laberinto en que estaba el Minotauro portando un ovillo de hilo que fue desenredando desde la entrada. Cuando, tras muchos rodeos, llegó frente al monstruo no tenía arma alguna, salvo su ingenio, así empezó a correr obligando a la criatura a perseguirlo y cuando el monstruo estaba agotado, Teseo se enfrentó con las manos desnudas, logrando matarlo de un puñetazo. A continuación salió del laberinto siguiendo el hilo que le había entregado su amada.
Teseo, los jóvenes atenienses que le acompañaban y Ariadna partieron de las costas cretenses sin perder tiempo. Pero una tormenta los apartó del camino y los hizo detenerse en la isla de Naxos, en donde Ariadna, que estaba indispuesta, desembarcó; los vientos alejaron la nave de la isla, separando a los jóvenes ya que el destino de Ariadna no estaba al lado de Teseo.
Cuando la expedición regresaba triunfante a Atenas, se olvidó de encender las velas blancas que anunciaban su triunfo, Egeo que no había dejado de otear el horizonte ni un sólo día, al divisar las velar negras creyó que su hijo había muerto y desesperado se arrojó al mar. Cuando Teseo llegó a la costa se encontró con la celebración de los funerales de su padre y con su elevación al trono.
Se ocupó de gobernar su país, ya que logró la unión de doce pueblos hasta entonces dispersos en lo que sería el Estado ateniense.
A Teseo se le atribuye además de la unificación de Ática en torno a una capital, Atenas, la división de la población en tres clases. Así mismo, fue el fundador de las famosas fiestas "panateas", que nacieron como símbolo de la unión de las comunidades del Ática.
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