Tenía
que llevar ante Euristeo al perro de dos cabezas y cola de serpiente
que custodia la entrada al Hades, el reino de los muertos. Como
condición tenía que reducir al animal sin la ayuda de ninguna arma,
solo con su fuerza. Lo que hizo con la ayuda de Hermes, fue bajar
hasta el Hades y pedir a Perséfone y al mismo Hades que le prestasen
a su perro guardián. Los dioses accedieron a cambio de que no le
hiciera daño al animal, y le entregaron la temible bestia que
Hércules presentó ante un aterrorizado Euristeo, que decidió
conceder la libertad al hijo de Zeus.
Para la mitología griega el Olimpo era el hogar de los dioses olímpicos, los principales dioses del panteón griego, presididos por Zeus. Los griegos creían, que en él, había construidas mansiones de cristal en las que moraban los dioses. Es el análogo espiritual del mundo superior en la cosmología chamánica, o también de "el cielo" de los cristianos.
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