Leandro vivía cerca de Hero, pero entre sus poblaciones se situaba un pequeño estrecho de mar que había que superar en cada visita. Los padres de ambos jóvenes se opusieron a su boda y un día hartos de sus encuentros les prohibieron terminantemente cualquier contacto. Los jóvenes idearon un plan para verse en secreto, cada noche Hero encendía una lumbre en una ventana de su casa, y esta servía de guia para que Leandro, en la orilla opuesta, cruzase con su barco o a nado el estrecho hasta alcanzar a su amada. Así pasaron juntos muchas noches, no sin cierto temor a ser descubiertos, lo que obligaba a Leandro a volver muy temprano.
Una noche hubo un fuerte vendaval que apagó la lumbre encendida por Hero y Leandro, que ya estaba cruzando el corto camino, por más que se esforzó en llegar a su meta, fue tragado por las horribles aguas. La asustada Hero corrió a la mañana siguiente a la playa para obtener información, y cuando estaba atisbando el horizonte, vió el cuerpo muerto de Leandro depositado en la orilla. Horrorizada, Hero se lanzó a las aguas aún turbulentas, en busca del alma de su único amado.