Calipso era hija del titán Atlas, reinaba en la isla de Ogigia. Esta ninfa se encuentra en esa isla como castigo tras la derrota de los titanes en la Titanomaquia, por ser hija de Atlas. La isla es un paraiso para los hombres, donde encuentran todo lo que pueden soñar; clima suave, deliciosos manjares, ninfas encantadoras dedicadas al amor. Calipso pasa el día adulando y enamorando a Odiseo para que olvide su patria Ítaca y se quede para siempre con ella.
Según Homero, cuando Odiseo arribó a la isla Ogigia, Calipso lo agasajó con manjares, bebidas y su propio lecho, reteniéndolo a su lado durante siete largos años. Tuvieron dos hijos: Nausítoo y Nausínoo. La ninfa lo amaba con pasión y lo engañó haciéndole creer que el tiempo que estaba allí eran días. Le prometió la inmortalidad y la juventud eterna si no se marchaba de su lado pero Odiseo rehusó a tan grato ofrecimiento. Comenzó a añorar a su familia y su patria, lo cual lo entristecía en exceso. Viendo tan dramática situación Atenea habló con Zeus para que dejase a Odiseo marchar. Tras la marcha de su amado Calipso murió de pena.
De una vez perecieron allí mis valientes amigos
y yo luego abrazado a la quilla del combo navío
nueve días erré por el mar; y a la décima noche,
noche oscura, los dioses lleváronme a Ogigia, la isla
de Calipso de hermosos cabellos, la diosa terrible.
Acogiéndome ella me dio de comer y me dijo
que por siempre me había de guardar sin vejez y sin muerte;
nunca empero llegó a persuadirme en el fondo del alma.
Siete años me tuvo a su lado, de lágrimas siempre
empapando la ropa inmortal que ella misma me diera;
y llegaba el octavo por fin al volver de los tiempos
cuando aquélla mandóme partir y dispuso mi ruta.
¿Fue mensaje de Zeus o acaso cambió de designio?
Envióme en trabada armadía, me dio en abundancia
dulce vino y manjares, me inmortales vestidos
y mandóme una brisa de popa templada y suave.
Homero, La Odisea Canto VII, 251-266