El
rebaño de este gigante habitaba en una isla más allá de los
confines de la tierra, Eriteia. Al llegar al final del mar
mediterráneo encontró el paso cerrado por las rocas, Heracles las
apartó creándo así el Estrecho de Gibraltar, poniéndo como límite
de éste dos columnas, una en el peñón de Gibraltar y otra, en el
monte Hacho (Ceuta).
El mostruoso gigante estaba dotado de tres cuernos y además para
resguardar a sus animales se ayudaba de un pastor feroz, Eurition y
de un perro de dos cabezas y cola de serpiente llamado Orto (hermano
de Cerbero, el can que guardaba la entrada al Hades). Hércules
consiguió llegar hasta la isla de Gerión, gracias a la copa que
Helios usaba para desplazarse por el firmamento y que prestó de
buena gana al hijo de Zeus, una vez allí acabó con Eurition y Orto
rapidamente, sin embargo la batalla que estableció con Gerión fue
bastante prolongada, hasta que usando una de sus flechas acabó con
él. Usando la copa de Helios se trasladó con los animales y tras
superar diversas dificultades consiguió llevar parte de los toros
rojos ante la corte de Euristeo, quién los sacrificó para Hera.