Son seres mitológicos con la parte superior del cuerpo humana y la parte inferior caballar. Hay varias versiones sobre su ascendencia: según una tradición eran hijos de Centauro (hijo de Ixión, rey de Tesalia y Néfele, diosa de las nubes) y de algunas yeguas de Magnesia; según otra tradición eran hijos del dios Apolo y Estilbe (hija del dios fluvial Meneo y la ninfa Creusa); y por último, existe otra tradición que ofrece la posibilidad de que los centauros fueran hijos directos de Ixión y la diosa Néfele.
En esencia son seres salvajes e inmorales, que se rigen por las pasiones animales. Son vividores y les gusta mucho la bebida, cuando abusan de ella se vuelven violentos. Destacan por su destreza en el manejo de la lanza y el arco, así como por su ingente fuerza física debida a su parte animal.
Vivían en el monte Pelión en Tesalia, el bosque de robles de Foloi en Elis y en la península Malea en el sur de Laconia. Otra variante de centauros vivían en la isla de Chipre, estos tenían cuernos.
En esencia son seres salvajes e inmorales, que se rigen por las pasiones animales. Son vividores y les gusta mucho la bebida, cuando abusan de ella se vuelven violentos. Destacan por su destreza en el manejo de la lanza y el arco, así como por su ingente fuerza física debida a su parte animal.
Vivían en el monte Pelión en Tesalia, el bosque de robles de Foloi en Elis y en la península Malea en el sur de Laconia. Otra variante de centauros vivían en la isla de Chipre, estos tenían cuernos.
Existen dos centauros que rompen esa regla, Folo y Quirón. Estos tenían una bondadosa esencia que manifestaban en sabiduría y amabilidad. Quirón fue maestro de personajes importantes en la mitología griega como Jasón, Polux, Castor, Teseo o Aquiles. Tenía como particularidad el ser inmortal debido a que era hijo de Cronos, inmortalidad que cedió, pero Zeus se apiadó de él y lo ascendió al cielo convertido en la constelación de Sagitario.
Se hicieron famosos por el intento de rapto de Hipodamia el día de su boda con el rey lapita Piritoo, hijo de Ixión y primo de los centauros. Esta contienda es conocida como la centauromaquia, y fue ganada por los lapitas con la ayuda del héroe Teseo. Este conflicto simboliza la lucha entre los impulsos más básicos y el comportamiento civilizado de la humanidad. Este suceso fue narrado por Ovidio en "Las Metamorfósis" en el libro XIII, 210/235.
También existen mujeres centauros, ellas son conocidas por el nombre de centaurides, no aparecen en la literatura y en el arte hasta el período helenístico. Ovidio las menciona en época romana, en su obra "Las Metamorfosis" cita a una centauride llamada Hilónome, que se suicidó cuando su amante murió en la batalla con los lapitas.