Nació en Sevilla en 1400, era confesor franciscano. Fue enviado a las Canarias y llegó a fundar un convento en Fuerteventura. Pasó algún tiempo después a Roma, donde sanaba a los enfermos de peste utilizando el aceite de una lámpara. El alimento que sacaba del convento para los pobres se convertía en rosas ante la vigilancia de sus hermanos. Sus últimos años los pasó en Alcalá de Henares, donde fue enterrado. Fue canonizado en 1588 a instancias de Felipe II, que atribuía a la intercesión del santo la curación de su hijo Carlos tras su caída.
Sus representaciones más frecuentes son: muy joven con hábito de franciscano, en el milagro de las rosas, levitando ante la cruz, milagro del niño caído en el horno y la curación de un ciego.
Sus atributos son: las rosas y la cruz sin imagen.
