El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
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miércoles, 20 de julio de 2011

Las Parcas

Eran tres diosas que determinaban la vida y el destino humanos. Algunos expertos no las consideran diosas sino las ejecutoras de las decisiones del dios del Destino (hijo del Caos y de Nix), que lleva en sus manos la urna fatal con la suerte de los mortales. Son hijas de Temis y sus nombres son Cloto, Laquesis y Atropos, todas ellas vivían en el Hades. Asignaban a cada persona una parte del bien y del mal que cargaría con ella, aunque el mal podía crecer por la torpe actuación de cada persona.
Ninguna de sus decisiones podía ser revocada, ni siquiera por los propios dioses, cuyo destino también quedaba marcado por ellas.
  • Cloto era la más joven y llevaba consigo telas e hilos de todas las clases y colores, cuya tipología variaba según el destino de cada persona. Así los de seda y oro eran para los hombres cuyo destino era la felicidad, mientras que la desgracia venía simbolizada con la lana y el cáñamo.
  • Laquesis era la que movía la rueca en la que se preparaban los hilos que le daba Cloto.
  • Atropos, la mayor, siempre atenta se encargaba, con su tijeras muy largas, de cortar el hilo de la vida de quien le placía, cuando quería y de improviso.
El primer documento conservado sobre esta deidades son tres pequeñas estelas  halladas cerca de la ubicación de la antigua Lavinio  poco después de la Segunda Guerra Mundial. Llevan la inscripción:
Neuna fata, Neuna dono, Parca Maurtia dono
Registran pues los nombres de dos de las tres Parcas romanas (Neuna o Nona, Maurtia o Morta) relacionados con el concepto de fata. Se suponía que Nona determinaba la longitud de la vida del hombre como el dies lustricus,  es decir, el día en el que el nombre del niño era elegido, lo que sucedía al noveno día desde su nacimiento para los niños y al octavo para las niñas. Las repetición de los nundinae  también era considerado un dies festus  y como tal nefas  por algunos estudiosos romanos como Julio César y Cornelio Labeo.
Se las representaba como tres mujeres de aspecto severo: Cloto, con una rueca; Láquesis, con una pluma o un mundo y Átropos, con una balanza. La representación más comúnmente usada era la de tres viejas hilanderas o unas melancólicas doncellas.  Shakespeare se inspiró en este mito para crear las tres brujas que aparecen en Macbeth,  cuya intervención es determinante en el destino del protagonista.